Este espacio, esta dedicado a quienes se hayan sumidos en el desasociego, en la soledad de la practica de la autoexigencia y la meditacion en la busqueda espiritual de la existencia del ser.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Angustias Reprimidas


Absorta en el umbral, como indecisa
De descender a la dudosa vida,
Las pupilas dormidas a la sombra
De la pestaña amiga,
Te vi, paloma de insondable hechizo,
Cuando en la altura el véspero se engríe.

Para cruzar la vida los dos juntos
Te ofrecí mi sendero. No quisiste
Creerlo. No quisiste
Aceptar el apoyo de mi mano,
Pero el oleaje levantado entonces
Se orienta tu recuerdo.

Poema - Macedonio Fernandez

Viernes 3-am - Charly Garcia.

jueves, 22 de abril de 2010

Desesperacion

Picasso


Jorge Luis Borges - Alguien

Un hombre trabajado por el tiempo,
un hombre que ni siquiera espera la muerte
(las pruebas de la muerte son estadísticas
y nadie hay que no corra el albur
de ser el primer inmortal),
un hombre que ha aprendido a agradecer
las modestas limosnas de los días:
el sueño, la rutina, el sabor del agua,
una no sospechada etimología,
un verso latino o sajón,
la memoria de una mujer que lo ha abandonado
hace ya tantos años
que hoy puede recordarla sin amargura,
un hombre que no ignora que el presente
ya es el porvenir y el olvido,
un hombre que ha sido desleal
y con el que fueron desleales,
puede sentir de pronto, al cruzar la calle,
una misteriosa felicidad
que no viene del lado de la esperanza
sino de una antigua inocencia,
de su propia raíz o de un dios disperso.

Sabe que no debe mirarla de cerca,
porque hay razones más terribles que tigres
que le demostrarán su obligación
de ser un desdichado,
pero humildemente recibe
esa felicidad, esa ráfaga.

Quizá en la muerte para siempre seremos,
cuando el polvo sea polvo,
esa indescifrable raíz,
de la cual para siempre crecerá,
ecuánime o atroz,
nuestro solitario cielo o infierno.




 Tema:  Milonga de mis amores - Rodolfo Mederos (Version)

viernes, 15 de enero de 2010

Agua

Pintura:

Sorolla





Poesia:

Alfonsina Storni

Frente al mar

Oh mar, enorme mar, corazón fiero
De ritmo desigual, corazón malo,
Yo soy más blanda que ese pobre palo
Que se pudre en tus ondas prisionero.

Oh mar, dame tu cólera tremenda,
Yo me pasé la vida perdonando,
Porque entendía, mar, yo me fui dando:
«Piedad, piedad para el que más ofenda».

Vulgaridad, vulgaridad me acosa.
Ah, me han comprado la ciudad y el hombre.
Hazme tener tu cólera sin nombre:
Ya me fatiga esta misión de rosa.

¿Ves al vulgar? Ese vulgar me apena,
Me falta el aire y donde falta quedo,
Quisiera no entender, pero no puedo:
Es la vulgaridad que me envenena.

Me empobrecí porque entender abruma,
Me empobrecí porque entender sofoca,
¡Bendecida la fuerza de la roca!
Yo tengo el corazón como la espuma.

Mar, yo soñaba ser como tú eres,
Allá en las tardes que la vida mía
Bajo las horas cálidas se abría...
Ah, yo soñaba ser como tú eres.

Mírame aquí, pequeña, miserable,
Todo dolor me vence, todo sueño;
Mar, dame, dame el inefable empeño
De tornarme soberbia, inalcanzable.

Dame tu sal, tu yodo, tu fiereza.
¡Aire de mar!... ¡Oh, tempestad! ¡Oh enojo!
Desdichada de mí, soy un abrojo,
Y muero, mar, sucumbo en mi pobreza.

Y el alma mía es como el mar, es eso,
Ah, la ciudad la pudre y la equivoca;
Pequeña vida que dolor provoca,
¡Que pueda libertarme de su peso!

Vuele mi empeño, mi esperanza vuele...
La vida mía debió ser horrible,
Debió ser una arteria incontenible
Y apenas es cicatriz que siempre duele.


Musica:

Balada para Carmen - Kiko Aguado

martes, 12 de enero de 2010

Paz

Pintura:

Egon Shiele




Poesia:

Adolfo Bequer

Dos rojas lenguas de fuego...

Dos rojas lenguas de fuego
que a un mismo tronco enlazadas
se aproximan, y al besarse
forman una sola llama.

Dos notas que del laúd
a un tiempo la mano arranca,
y en el espacio se encuentran
y armoniosas se abrazan.

Dos olas que vienen juntas
a morir sobre una playa
y que al romper se coronan
con un penacho de plata.

Dos jirones de vapor
que del lago se levantan,
y al reunirse en el cielo
forman una nube blanca.

Dos ideas que al par brotan,
dos besos que a un tiempo estallan,
dos ecos que se confunden,
eso son nuestras dos almas.


Musica:

khabie khushi khabie ghum - bole chulyan

viernes, 8 de enero de 2010

Furia Carnal

Pintura:

Francis Bacon (1909 – 1992)




Estudio para el Papa Inocencio X. 1954. Francis Bacon.



Poesia:

Arthur Rimbaud (1854-1891)

El baile de los ahorcados

En la horca negra bailan, amable manco,
bailan los paladines,
los descarnados danzarines del diablo;
danzan que danzan sin fin
los esqueletos de Saladín.

¡Monseñor Belzebo tira de la corbata
de sus títeres negros, que al cielo gesticulan,
y al darles en la frente un buen zapatillazo
les obliga a bailar ritmos de Villancico!

Sorprendidos, los titeres, juntan sus brazos graciles:
como un organo negro, los pechos horadados ,
que antaño damiselas gentiles abrazaban,
se rozan y entrechocan, en espantoso amor.

¡Hurra!, alegres danzantes que perdisteis la panza ,
trenzad vuestras cabriolas pues el tablao es amplio,
¡Que no sepan, por Dios, si es danza o es batalla!
¡Furioso, Belzebo rasga sus violines!

¡Rudos talones; nunca su sandalia se gasta!
Todos se han despojado de su sayo de piel:
lo que queda no asusta y se ve sin escandalo.
En sus craneos, la nieve ha puesto un blanco gorro.

El cuervo es la cimera de estas cabezas rotas;
cuelga un jiron de carne de su flaca barbilla:
parecen, cuando giran en sombras refriegas,
rugidos paladines, con bardas de carton.

¡Hurra!, ¡que el cierzo azuza en el vals de los huesos!
¡y la horca negra muge cual organo de hierro!
y responden los lobos desde bosques morados:
rojo, en el horizonte, el cielo es un infierno...

¡Zarandeame a estos funebres capitanes
que desgranan, ladinos, con largos dedos rotos,
un rosario de amor por sus palidas vertebras:
�difuntos, que no estamos aqui en un monasterio! .

Y de pronto, en el centro de esta danza macabra
brinca hacia el cielo rojo, loco, un gran esqueleto,
llevado por el impetu, cual corcel se encabrita
y, al sentir en el cuello la cuerda tiesa aun,

crispa sus cortos dedos contra un femur que cruje
con gritos que recuerdan atroces carcajadas,
y, como un saltimbanqui se agita en su caseta,
vuelve a iniciar su baile al son de la osamenta.

En la horca negra bailan, amable manco,
bailan los paladines,
los descarnados danzarines del diablo;
danzan que danzan sin fin
los esqueletos de Saladin.


Musica:

Babe gonna leave you - Led Zeppelin

Filosofal

Pintura:

William Blake (1757-1827)




The ancient of days, c.1824.



Poesia: William Blake

Un sueño

Cierta vez un sueño tejió una sombra
sobre mi cama que un ángel protegía:
era una hormiga que se había perdido
por la hierba donde yo creía que estaba.

Confundida, perpleja y desesperada,
oscura, cercada por tinieblas, exhausta,
tropezaba entre la extendida maraña,
toda desconsolada, y le escuché decir:
"¡Oh, hijos míos! ¿Acaso lloran?
¿Oirán cómo suspira su padre?
¿Acaso rondan por ahí para buscarme?
¿Acaso regresan y sollozan por mí?"

Compadecido, solté una lágrima;
pero cerca vi una luciérnaga,
que respondió: "¿Qué quejido humano
convoca al guardián de la noche?

Me corresponde iluminar la arboleda
mientras el escarabajo hace su ronda:
sigue ahora el zumbido del escarabajo;
pequeña vagabunda, vuelve pronto a casa."


Musica:

Oriente Mediterraneo - Vicente Amigo

Voracidad

Pintura



Egon Shiele(1980-1918)
Joven rubia con medias verdes 1914. Acuarela y lápiz. 48.1 x 32.3 cm.


Poesia

André Breton (1896-1966)


Hotel de las centellas

La mariposa filosófica
Se posa en la estrella rosa
Y forma así una ventana del infierno
El hombre enmascarado está siempre de pie ante la mujer desnuda
Cuyos cabellos resbalan lo mismo que de mañana la luz de un farol
que han olvidado apagar
Los sabios muebles preparan la pieza que hace juegos de manos
Con sus rosetones
Sus rayos de sol circulares
Sus moliendas de vidrio
En cuyo interior azulea un cielo con precisión
En memoria del pecho inimitable
Ahora la nube de un jardín pasa por encima de la cabeza del hombre
que acaba de sentarse
Parte por la mitad a la mujer de busto mágico y ojos de Parma
Es la hora en que el oso boreal con gesto de gran inteligencia
Se estira y da cuenta de un día
Al otro lado la lluvia se encabrita sobre los bulevares de una gran ciudad
La lluvia entre la niebla con regueros de sol sobre las flores rojas
La lluvia y el diávolo de los viejos tiempos
Las piernas bajo la nube frutal rodean el invernadero
Sólo se percibe el pulso de una mano muy blanca representado
por dos minúsculas alas
El balancín de la ausencia oscila entre las cuatro paredes
Hendiendo las cabezas
De donde se escapan bandadas de reyes que en seguida se hacen la guerra
Hasta que el eclipse oriental
Turquesa en el fondo de las tazas
Descubre el lecho equilateral de sábanas color de esas flores llamadas
bola de nieve
Los veladores deliciosos las cortinas rasgadas
Al alcance de un librito con estas palabras estampadas
No hay mañana
Cuyo autor lleva un nombre extraño
En la oscura señalización terrestre.


Musica:

Libertango - Piazzolla