Este espacio, esta dedicado a quienes se hayan sumidos en el desasociego, en la soledad de la practica de la autoexigencia y la meditacion en la busqueda espiritual de la existencia del ser.

viernes, 8 de enero de 2010

Furia Carnal

Pintura:

Francis Bacon (1909 – 1992)




Estudio para el Papa Inocencio X. 1954. Francis Bacon.



Poesia:

Arthur Rimbaud (1854-1891)

El baile de los ahorcados

En la horca negra bailan, amable manco,
bailan los paladines,
los descarnados danzarines del diablo;
danzan que danzan sin fin
los esqueletos de Saladín.

¡Monseñor Belzebo tira de la corbata
de sus títeres negros, que al cielo gesticulan,
y al darles en la frente un buen zapatillazo
les obliga a bailar ritmos de Villancico!

Sorprendidos, los titeres, juntan sus brazos graciles:
como un organo negro, los pechos horadados ,
que antaño damiselas gentiles abrazaban,
se rozan y entrechocan, en espantoso amor.

¡Hurra!, alegres danzantes que perdisteis la panza ,
trenzad vuestras cabriolas pues el tablao es amplio,
¡Que no sepan, por Dios, si es danza o es batalla!
¡Furioso, Belzebo rasga sus violines!

¡Rudos talones; nunca su sandalia se gasta!
Todos se han despojado de su sayo de piel:
lo que queda no asusta y se ve sin escandalo.
En sus craneos, la nieve ha puesto un blanco gorro.

El cuervo es la cimera de estas cabezas rotas;
cuelga un jiron de carne de su flaca barbilla:
parecen, cuando giran en sombras refriegas,
rugidos paladines, con bardas de carton.

¡Hurra!, ¡que el cierzo azuza en el vals de los huesos!
¡y la horca negra muge cual organo de hierro!
y responden los lobos desde bosques morados:
rojo, en el horizonte, el cielo es un infierno...

¡Zarandeame a estos funebres capitanes
que desgranan, ladinos, con largos dedos rotos,
un rosario de amor por sus palidas vertebras:
�difuntos, que no estamos aqui en un monasterio! .

Y de pronto, en el centro de esta danza macabra
brinca hacia el cielo rojo, loco, un gran esqueleto,
llevado por el impetu, cual corcel se encabrita
y, al sentir en el cuello la cuerda tiesa aun,

crispa sus cortos dedos contra un femur que cruje
con gritos que recuerdan atroces carcajadas,
y, como un saltimbanqui se agita en su caseta,
vuelve a iniciar su baile al son de la osamenta.

En la horca negra bailan, amable manco,
bailan los paladines,
los descarnados danzarines del diablo;
danzan que danzan sin fin
los esqueletos de Saladin.


Musica:

Babe gonna leave you - Led Zeppelin

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